Mucho se ha dicho de las formas en que las mujeres podemos caer rendidas ante el instinto sexual masculino, pero en realidad ¿qué queremos nosotras? Aquí te proponemos una lista de las siete mejores técnicas para que nunca te falle el erotismo en la cama.
1. Un masaje erótico nunca falla
Iniciar el juego sensual con un buen masaje será magnífico para ella, sobre todo, si ha estado estresada. Su líbido te lo agradecerá y al final te recompensará con una excelente noche de sexo.
La maravilla de los masajes es que luego de prenderla a ella, tú también te encenderás acariciándola mientras ella está desnuda.
Desnúdense ambos y colócala sobre la cama, boca abajo. Ten a la mano algunos aceites aromáticos, móntate sobre ella, o arrodíllate de lado, y comienza a tocarla. Si no sabes dar masajes o es la primera vez, no importa, déjate llevar por el ritmo de su respiración y toca, con la palma de tus manos, su espalda, hombros, caderas, piernas y nalgas, lentamente.
Reconoce zonas en las que ella sienta más placer o sean puntos eróticos que tú no habías notado. Así, la próxima vez, irás directo a ellos.
De vez en cuando, lame su cuello o sus antebrazos. Dale pequeñas dosis de placer, pero siempre haz uso del suspenso. Evita que se convierta en rutina, vuélvete un experto y hazlo cada vez más placentero.
2. El clítoris
Mucho se ha dicho del clítoris, de sus millones de terminaciones nerviosas y de su escondite. No está de más recordar su ubicación: el clítoris es la terminación pequeñita y rosada que se encuentra en la parte superior de la vulva, escondida entre los pliegues al inicio de la vagina.
Si un día quieres un poco de sexo salvaje y violento para que tu mujer se prenda como nunca, jugar con tu lengua en el clítoris, nunca falla.
Una vez encontrado te recomendamos tratarlo con cuidado. Tócalo primero, con la yema de uno de tus dedos y rózalo. Luego aparta con suavidad los pliegues que lo cubren, con tus dos dedos pulgares. Toma tu tiempo para descubrirlo y ver cómo se erecta poco a poco y pasa del tono rosado al rojo ardiente.
Cuando tu mujer te pida a gritos que la penetres, no lo hagas. Mantén la calma e introduce dos dedos, ligeramente, intentando tocar el punto G (que se encuentra en la parte superior de la vulva por dentro de la vagina). Sigue tocando el clítoris y no dejes de mover tus dedos dentro de ella. Haz movimientos lentos, pero intensos.
Sé cuidadoso para no lastimarla, porque un roce excesivo del clítoris puede ser muy doloroso. Una vez que la sientas mojada, entonces penétrala.
3. Rózala con los dedos por todo su cuerpo
A veces abusas de tu fuerza a la hora de tener sexo. Pero a las mujeres, y como buen preámbulo para iniciar un rato sexual, nos gusta sentirnos tocadas y estremecidas de forma delicada.
Cuando ambos estén desnudos, toca con la punta de tus dedos su silueta o puntos que hagan que muera de placer, como sus pezones, la planta de sus pies, sus antebrazos, rodillas, pantorrillas, codos, cuello, columna vertebral, ombligo y nalgas.
Lo importante es tocarla como si apenas quisieras acariciarla, es decir, no totalmente, sino rozándola con las yemas de tus dedos. Eso le causará una especie de cosquilla erótica que la preparará para el juego sexual.
4. Sugiere algún juego nuevo
Si estás casado, vives con tu pareja o tienes una relación de años, es común que la pasión se apague con el tiempo y la falta de novedad. Para que nunca te pase, haz todo lo posible porque no desaparezca del todo.
Habla con tu pareja de iniciar un nuevo juego sexual, visitar una sex shop, comprar los objetos con los que quieran explorar, usar videos para excitarla o buscar nuevas alternativas como uso de vibradores o lencería sexy.
Aquí el ganador no sólo serás tú, porque a las mujeres -aunque la mayoría no lo dice- les encanta jugar. Y haz que ella lo vea como eso: un juego que no tiene por qué alterar en absoluto el estado de su relación de pareja. Ella no será una cualquiera ni tú un perro. Se trata sólo de buscar alternativas.
5. Lee con ella algún capítulo de literatura erótica
Si las películas eróticas o porno aumentan nuestro deseo al doble, la literatura, que es toda imaginación, lo acrecienta al triple. Consigue algunas novelas clásicas muy explícitas de autores como el Marqués de Sade, Henry Miller, Almudena Grandes, Zolá, D.H. Lawrence, Vladimir Nabokov, Lautréamont, Lezama Lima o Bukowski.
Lee previamente algunos capítulos y luego escoge el más erótico y descriptivo. Luego, léelo en la cama o el sofá con tu pareja, mientras los dos están desnudos. Será inevitable que ella caiga rendida ante las palabras escritas por cualquiera de estos expertos en el erotismo y el sexo. Cuando ella ya no pueda más entonces sí, suelta el libro y que lo demás continúe.
6. Dale sexo cuando menos lo espere
Muchas veces los hombres caen en el error de pensar que son ellos los únicos que piensan en sexo todo el día y que se excitan a cada momento. Grave equivocación. Las mujeres también pensamos mucho en ello.
En ocasiones, una mirada breve al trasero de nuestro compañero de trabajo puede hacernos caer en malos pensamientos. Si reúnes la adrenalina con la sorpresa, tu mujer caerá inevitablemente. Así que hacer el amor por sorpresa no le caerá nada mal.
Por ejemplo, a la hora de comida de su trabajo puedes invitarla a comer, y en lugar de eso, llévala a un hotel. Hagan el amor y luego regresen cada uno a sus actividades. Ella no dejará de pensar en ti y tal vez llegue en la noche contigo a casa con ganas de seducirte o te haga una visita sorpresa a tu apartamento, pidiéndote más.
7. Sigue explorando después de terminar
Nosotras siempre queremos más. Somos insaciables. Recuerda que la relación sexual no siempre termina cuando “terminas”. Síguela tocando, bésala en los labios con mucho fuego. No hay nada que prenda más a una mujer que una juerga de sexo intenso, uno tras otro y que le provea además muchos orgasmos.
Para eso intenta nuevas formas y pon en práctica los siete puntos anteriores. Si los sigues al pie de la letra, con tu propia dosis de erotismo y sensualidad, con seguridad tendrás una noche de desvelo erótico sin parar. Que tus ojeras del día siguiente te enorgullezcan y sonrías con picardía al acordarte de la noche anterior.
Terra
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